El Ferrocarril de la Muerte

Madrugo, desayuno y en marcha.

Camino por la avenida principal hasta que llego a uno de los dos cementerios que hay dedicados a los caídos durante la segunda guerra mundial. Visito el museo del ferrocarril. Es chocante ver como vivían los prisioneros de guerra aliados bajo el dominio japonés, los cuales eran forzados a trabar junto con trabajadores asiáticos en la construcción del que se conoce como el Ferrocarril de la Muerte ya que se calcula que murieron unas 100.000 personas durante su levantamiento. Su idea era unir Bangkok (Tailandia) con Rangún (Birmania) para apoyar a sus combatientes en la Campaña de Birmania. El punto más conocido del tramo contruido es el puente sobre el río Kwae, puente que fue bombardeado numerosas veces durante la guerra y famoso por la película "El puente sobre el río Kwai" de la que todos hemos oído alguna vez su banda sonora. Hace poco estrenaron otra relacionada con este tema que se llama "Un pasado imborrable", protagonizada por Nicole Kidman y Colin Firth.

Voy a la estación que está justo en frente y compro el billete para hacer el recorrido por estas vías desde Kanchamburi a Nam Tok. El viaje se hace un poco pesado ya que aunque se puede disfrutar del paisaje, dura más de 2 horas. En el tren conozco a tres franceses que viven en Tailandia. Junto a ellos y unos koreanos cogemos una furgo una vez en Nam Tok para ir a las cataratas de Sai Yok a 2 kms. Tampoco hay mucho que ver más que gente bañándose.

Cogemos un autobus que nos lleva de vuelta a Kanchanburi. Voy hasta el famoso puente para cruzarlo andando y hacer fotos. Al otro lado pregunto cómo llegar al Wat Tham Khao Poon y me dicen que está a 10 kms. Paro una moto y pregunto al chico que si me lleva y acepta. Al llegar le doy las gracias y 20 THB. No sabía antes de llegar que ese templo es en realidad una cueva. Estaba yo solo y la verdad que acojona un poco porque es bastante estrecha hasta que llegas a las galerías y no paras de bajar, cada vez hay más humedad y se empieza a sudar bastante. Una de las veces al agacharme se me caen las gafas de sol y las piso; una de las patillas se me dobla. Salgo y me dirijo a la carretera a hacer autostop porque la ciudad está alejada. El segundo coche para y el amable hombre me dice que no va hasta la ciudad pero me acerca hasta donde él va, aún así me aproxima más y me dice que cruce el puente que tenemos delante. Al otro lado pregunto a un hombre de una moto por la estación de buses y me indica. Veo un templo, entro en el recinto y aparece el hombre de la moto y me dice que me lleva. La verdad es que la gente en general es muy amable, te intentan ayudar si te ven perdido y se esfuerzan en hacerse entender. ¡Viva el lenguaje universal!
En la estación pregunto por el bus que va al parque natural de Erawan pero me dicen que hasta mañana a las 8h00 ya no hay buses hasta allí. Así que me toca pasar otra vez noche en la ciudad y por no cambiar de hostel me quedo en el mismo.

Ceno una bola frita de arroz con huevo, una ensalda de papaya riquísima, un postre del 7 eleven que no sé lo que es y una botella de vino con ¿granadina?.
De vuelta al hostel.

¡Mañana a las cascadas de Erawan!