Halong Bay

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viernes, 12 de diciembre de 2014

Chiang Mai: Día 1

Después de 11h30 de bus llego a las 06h 30 a Chiang Mai. El viaje en bus es como un vuelo, va una azafata, el piloto y un botones que descarga las maletas. Te dan una bolsita con comida y con el billete también te incluye una comida en la estación de servicio donde se hace parada a media noche. Al llegar, me levanto completamente dormido y me lo tomo con calma, hoy voy a dejar el estress a un lado (los que me conocen saben que soy un manojo de nervios). Desayuno algo en la estación y cojo furgoneta veraniega compartida con unos thai mayores. Me lleva hasta un hostel que habia mirado en booking y pago una noche.

Miro algunos folletos de actividades para hacer en la ciudad y un mapa y salgo en busca de una papelería para imprimir unos documentos. Alquilo una bicicleta el día completo y luego a correos pero ya está cerrada la oficina después de lo que me ha costado encontrarla. Hasta el lunes no podré enviarlos. Me pongo a callejear entre las calles con la bici en busca de una pizzería, ¡hoy tengo antojo de comida occidental!

La ciudad es tranquila, no tiene el caos de Bangkok y es fácil moverse por ella. La mayoría de la gente se defiende bastante bien con el inglés y mucho más que en la capital. Se está bastante a gusto, el clima es más fresco y la ciudad invita al relax.

Después de la pizza me voy a hacer un masaje thai, hay un sitio donde donde son más baratos y las masajistas son antiguas presas que han aprendido el oficio. Como tengo que esperar me pido en el puestito de enfrente un batido de coco. Me hacen vestirme de sectario/pijama corredor de la muerte y me hacen el masaje (a veces demasiado fuerte) y me ofrecen un té.

Después de no haber visitado nada de la ciudad me pongo en marcha para hacer algo de turisteo. Hay cientos de templos por toda la parte vieja, alrededor de la cual gira la vida de la urbe. Visito los obligados Phra Singh y el Chedi Luang. La verdad es que Tailandia entera me parece un museo. Después de patearme el caso viejo en bici voy al hostel a ducharme y me acerco al mercado nocturno donde hay de todo para comprar y comer. Al principio me perdí y me fui a otro mercado que hay los sábados por la noche. Hay mercados y comida las 24 horas del día en cada rincón del país. Me pierdo entre las numerosas callejuelas y ceno un pollo al limón y un ¡mango sticky rice, el mejor postre asiático!

Vuelta al hostel a dormir.

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