Halong Bay

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jueves, 22 de enero de 2015

Luang Prabang

No vuelvo a coger un bus con camas. A parte de que me ha tocado compartir el "colchón" por no llamarlo tabla de madera, me he muerto de frío ya que el aire estaba a tope. Como todo está hecho para sus dimensiones, no podía estirarme por completo y tenía que estar encogido y además el autobus se movía demasiado. Resultado: no he descansado nada y parece que me han dado una paliza.

Llego a Luang Prabang de buena hora. Tuktuk al centro, busco guest house y trás dar un buen paseo reservo una por Booking que tiene buena pinta, la LPQ Backpackers. Está limpia pero lo colchones son malos.  En esta ciudad se nota bastante el frío, me he pasado toda la estancia en ella con pantalones y sudadera. Como tengo que esperar para hacer el check in me voy a una cafetería a entrar en calor con un cafe bien caliente. Más tarde me instalo en el hostel, descanso y me doy una buena ducha. Salgo a la orilla del río y me pongo a comer en un restaurante con vistas al Mekong. Voy hasta el río Khan y cruzo el famoso puente de bambú. Unos novios se cruzan conmigo en él y se dirigen a la otra orilla para tomarse fotos. El paisaje desde el puente son montañas y montañas al fondo. Subo a la colina Phu Si donde se encuentra un templo. Está abarrotado de gente que quiere ver atardecer. Bajo donde está el mercado nocturno, lleno de artesanía local y puestos para cenar. Hay una especie de buffet donde puedes llenar el plato por 15.000 kips (1,5€) de todo lo que quieras. Cada vez que quieras llenarlo tienes que pagar.

El domingo 18 intento aprovechar más el día. En este hostal también tengo desayuno incluido. Empiezo la jornada visitando un templo y el palacio real. Luego me voy en tuktuk compartido hasta las cataratas Kuang Si. Lo primero que te encuentras es un centro de protección de osos. Es una crueldad lo que hacen con ellos: los encierran en jaulas para extraerles la bilis y usarla como "medicina", ya que según algunas personas, tiene propiedades curativas. El oso muere cuando ya no puede más o lo matan cuando deja de producir bilis.
La cascada del parque es increíble; puedo decir que las mejores cascadas que he visto hasta el momento están en Laos. Subo hasta la cima de la cascada y de allí caminata 3kms hasta una cueva. Hay que pagar 10.000 kips por entrar y te dan una linterna. Es grandecita pero no tiene mucho de especial. Al lado se supone que hay una fuente de agua caliente pero la que yo toqué estaba bien fría. De allí baje por otro camino hasta la entrada y cogí un tuktuk de vuelta a la ciudad. Comí un bocadillo en el centro y alquilé una bici para dar una vuelta por la ciudad. Fui hasta el templo Paphonphao Vacnaram que se encuentra en lo alto de una colina pero ya estaba cerrado. A la vuelta me llamó la atención la pista tan grande de patinaje que tiene la ciudad y lo alto que ponen la música allí. Me encuentro por el camino un mercado en el que solo hay locales. Me sorprende ver un cubo lleno de topos que la gente puede comprar para cocinarlos. Callejeo entre sus avenidas y parques, tienen monumentos a todos los presidentes.
Me pego una cena con un coctel laosiano, laab de pollo y arroz pegajoso con leche de coco y plátano. Devuelvo la bici y doy una vuelta por el mercado nocturno.

Lunes 19

Me levanto a las 5.00 y a las 5.30 estoy en la calle pero la ceremonia de entrega de limosnas a los monjes no empieza hasta las 6.00. Compro una bolsita con comida (arroz pegajoso y dulces) y la voy repartiendo poco a poco pero,¡hay muchos monjes y no tengo para todos!
Después me voy a visitar el templo por fuera y las casas de donde han salido los monjes. Desayuno en el hostal y cojo la minivan que me lleva hasta Phonsavan. Menos mal que me acompaña mi amiga la biodramina que si no hubiera acabado vomitando como una chica que iba delante mia teniendo que parar a mitad de camino. Le di dos pastillitas mágicas, se sentó en el asiento del copiloto y no se volvió a marear. Estas carreteras aparte de tener mil curvas, tienen unos socavones de miedo, por lo que un viaje en minivan se convierte en un viaje en montaña rusa que dura horas y en el que es fácil marearse. Llevaba al lado una japonesa que no paraba de hablar y al otro chico que tenía a su lado lo tenía frito. En el camino pedir unos fideos fritos se convirtió en algo casi imposible ya que nadie del "restaurante" hablaba inglés. Me entraron ganas hasta de llorar. Bien entrada la tarde por fin llegamos a Phonsavan.

1 comentario:

  1. Las cascadas preciosas, bueno todo el viaje. Que ganas tengo de tenerte ya por aqui.

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